Mindful eating: 6 consejos para incorporarlo a tu rutina
¿Alguna vez desayunaste frente a la computadora mientras escribías un correo electrónico? ¿O almorzaste un paquete de galletitas que ni te gustan cuando manejabas por la ciudad?
En la rutina, en muchas ocasiones el tiempo no alcanza y ese tipo de circunstancias nos saca el foco de la alimentación consciente que nuestro organismo necesita y nos quita la posibilidad de disfrutar de esa conexión.
El término en inglés mindful significa tener consciencia de algo, estar enfocados y presentes en alguna situación y, en este caso, hablamos del momento en que saciamos nuestro apetito, o no.
En los días que vivimos hoy, donde el tiempo no alcanza y hasta nos olvidamos de comer, hay que tomarse un momento y analizar en detalle cada aspecto de nuestra alimentación, que, ni más ni menos, es lo que nos mantiene vivos. Entonces...
¿Qué es el mindful eating?
El mindful eating es un estilo de vida en donde comer no solo significa alimentarse, sino generar un vínculo emocional con ese proceso y elegir qué, cómo y dónde llevarlo a cabo para que sea mucho más que una necesidad fisiológica.
El mindful eating y el hambre emocional.
Todos conocemos nuestro cuerpo y sabemos que este nos da señales todo el tiempo. Lo ideal es que no las pases por alto y aprendas a entender a tu propio organismo. Lo primero que debés analizar es tu relación con la comida y cómo se vincula con tus emociones. Muchas veces, las ganas de comer algo que sabés que no te hace bien aparecen al atravesar un estado de angustia o ansiedad. Incluso, podés sentir ganas de consumir un producto que ves en una publicidad, aunque terminaste de cenar solo hace algunos minutos. Debés relajarte y pensar por qué y qué deseás comer, sin juzgarte, pero siempre enfocándote en el autoconocimiento y en saber qué es lo que te hace sentir mejor.
¿Cómo podemos incorporar el mindful eating en nuestra rutina?
Te compartimos 6 consejos para aplicar a la hora de comer.
#1 | Relajate antes de comer.
Realizá respiraciones profundas y, si podés, dedicale un tiempo prudencial a tu almuerzo o cena.
#2 | Comé sentado en la mesa y sin usar dispositivos electrónicos.
Es fundamental que estés enfocado y disfrutes plenamente de los sabores y texturas que elegiste.
#3 | Masticá varias veces antes de tragar los alimentos.
Esto te hace comer más lento y le da tiempo a tu cerebro para alertarte cuando ya estás satisfecho.
#4 | En lo posible, mantené una dieta sana y equilibrada.
Es clave para que puedas obtener todos los nutrientes que tu cuerpo necesita. Informate acerca de los componentes de los alimentos que consumís a diario.
#5 | No comas en exceso.
Comer porciones abundantes o hipercalóricas puede traerte malestares estomacales.
#6 | Al comer en familia, utilizá este momento como un encuentro para conversar y compartir.
Si hay niños pequeños, hacelos parte de la mesa, ya que mirar a los adultos o hermanos mayores puede inspirarlos a tener una mejor relación con los alimentos.
Fuentes:
Judit Vallone, Médica Clínica / M.N. 84.194 - M.P. 225.006