¿Cómo influyen las hormonas en el estado de ánimo de las mujeres?
Por Sandra Magirena y Silvia Torchetti.
No es un mito. Desde la pubertad hasta la menopausia, las mujeres experimentamos cambios en nuestro estado de ánimo causados por fluctuaciones hormonales continuas y cíclicas que afectan a la química de nuestro cerebro. No deberíamos subestimar a las hormonas: son sustancias muy poderosas que, con pequeñas cantidades, producen efectos muy intensos. Además, son selectivas, ya que tienen funciones específicas y limitadas. Estas dos características ayudan a explicar por qué nos sentimos tan “fuera de control” cuando las condiciones hormonales no son las adecuadas.
A continuación, nos proponemos esclarecer las dudas más frecuentes sobre la manera en que nuestro sistema endocrino rige nuestras vidas.
¿En qué grado las emociones están relacionadas con las hormonas y cuánto influyen otros factores?
S.M. Intervienen muchas variables, como nuestro ambiente social y físico, la dieta, el ejercicio, los patrones de sueño diarios y la historia de crianza, solo por mencionar algunas. Las hormonas también actúan como neuromoduladores que regulan el sistema de respuesta del cerebro y, por ello, inciden en nuestro estado de ánimo. Nuestra salud emocional está íntimamente relacionada con las hormonas.
Estadísticamente, los trastornos de depresión y ansiedad son más frecuentes en mujeres que en hombres. ¿Esto está relacionado con las hormonas femeninas?
S.T. Las causas comunes entre ambos sexos tienen que ver con condiciones genéticas, ambientales y ciertas alteraciones orgánicas. En muchas mujeres, los cambios hormonales son causantes de depresión y gran ansiedad. Esas alteraciones deben ser evaluadas por equipos multidisciplinarios -clínicos, ginecólogos, psicólogos- para arribar a un diagnóstico de certeza e indicar un tratamiento correcto con medicación complementaria que mejore la calidad de vida.
S.M. Los estrógenos y la progesterona, además de las diversas funciones que desempeñan en nuestra salud sexual y del desarrollo,
actúan como neuromoduladores con efectos antidepresivos cuando sus niveles son normales. Cuando no lo son, pueden generar lo contrario. Muchas otras hormonas, aminoácidos y nutrientes también repercuten en el estado de ánimo. Por ejemplo, muy poca o mucha hormona melatonina –que se encarga de regular nuestro reloj biológico- puede provocar depresión. Además, las personas con esta patología presentan, en general, niveles elevados de cortisol –la llamada “hormona del estrés”-.
¿Realizar actividad física ayuda a minimizar los efectos que los cambios hormonales pueden provocar en nuestro organismo?
S.T. Realizar ejercicio libera endorfinas, las hormonas del placer, el bienestar y la felicidad. Si bien no detiene el proceso de envejecimiento natural, hace que nos sintamos con más fortaleza y más saludables. A su vez, ayuda a mejorar la circulación sanguínea, lo que nos da ánimo, disminuye la retención de líquidos y aumenta los niveles de energía. Por lo tanto, la actividad física es sumamente importante durante toda la vida.
¿Qué síntomas generados por cambios hormonales son normales y cuáles deberían ser signos de alerta?
S.T. En las diferentes etapas de la vida, las hormonas generan cambios psicofísicos que, en condiciones normales, deben ser transitorios y reversibles. Si esto no ocurre, la sintomatología se profundiza y no se logran modificaciones mediante los tratamientos hormonales, se deberá complementar con otra medicación que mejore los síntomas. El rol del ginecólogo será detectar el impacto que los cambios hormonales provocan y determinar si el tratamiento debe ser solo hormonal o es necesario agregar otra medicación.
El papel de las hormonas en las distintas etapas de la vida de la mujer
Síndrome premenstrual (SPM)
Es una tensión que se observa justo antes de la menstruación y desaparece una vez que comienza. En algunas mujeres, debilita y afecta de manera importante su capacidad para lidiar con la vida diaria, mientras que otras manifiestan que ni se dan cuenta.
Síntomas físicos del SPM: dolor abdominal, estreñimiento, cefaleas, senos sensibles, pies y manos hinchadas.
Síntomas emocionales del SPM: episodios de llanto, depresión, irritabilidad, ansiedad, menos concentración, trastornos del sueño.
Embarazo
Desde la perspectiva hormonal, no cabe duda de que el embarazo es uno de los momentos más volátiles en la vida de una mujer. La combinación de cambios hormonales y en el estilo de vida causa estragos en el estado de ánimo y en las emociones de la mayoría de las mujeres.
Durante esta etapa, son frecuentes los problemas relacionados con el sueño. Pueden aparecer síntomas como: aumento de la frecuencia miccional por compresión del útero sobre la vejiga, náuseas, vómitos, reflujo gastroesofágico por presión del útero sobre el diafragma, calambres. Y, en el posparto, disminuyen los niveles hormonales, lo que puede llevar a una depresión posparto o a un shock emocional.
Menopausia
La mayoría de las mujeres en estado premenopáusico comunican que se sienten confundidas o torpes antes de percibir cualquier otro síntoma físico de la menopausia. Conforme comienzan a experimentar fluctuaciones hormonales irregulares, se sienten tensas y malhumoradas, tienen mala memoria, les cuesta concentrarse y sufren problemas para dormir.
Durante la menopausia, descienden los niveles de estrógeno y progesterona y aparecen síntomas como insomnio, sofocos, ansiedad, sudoración nocturna, palpitaciones, sequedad vaginal, afecciones óseas -desde osteopenia hasta osteoporosis- y disminución del deseo sexual. Hoy existen múltiples herramientas y tratamientos para mejorar la calidad de vida, como ejercitadores del piso pelviano, fitoestrógenos, tratamientos hormonales y no hormonales. Las mujeres deben saber que hay soluciones y que tienen el derecho de exigir un tratamiento individual y eficaz. Es necesario erradicar los prejuicios relacionados con la edad, vivir con pasión esta etapa, alimentar el deseo y no ver al sexo como un acto mecánico, sino disfrutar y adaptarse a cada situación.
Por Sandra Magirena (M.N. 65.130) y Silvia Torchetti (M.N. 58.921), médicas ginecólogas.