¿Por qué deberías comenzar a realizar actividad física?
De acuerdo a los registros de la Organización Mundial de la Salud, la inactividad física ha aumentado en muchos países.
Este factor influye considerablemente en la salud general de la población mundial y en la prevalencia de enfermedades no transmisibles (por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer) y en sus factores de riesgo (como la hipertensión, el exceso de glucosa en la sangre o el sobrepeso).
Está demostrado que la actividad física practicada con regularidad reduce el riesgo de cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo II, hipertensión, cáncer de colon, cáncer de mama y depresión. Además, es determinante en el consumo de energía, por lo que resulta fundamental para conseguir el equilibrio energético y el control del peso.
Prácticamente todas las sociedades médicas y cardiológicas recomiendan que los adultos realicen como mínimo 30 minutos de actividad física de intensidad moderada, de ser posible en forma diaria, como medida de prevención de la enfermedad cardiovascular. De acuerdo a las conclusiones de reconocidos investigadores, “si todos los varones trabajaran a niveles altos de energía, fumaran menos de un paquete de cigarrillos o no fumaran y controlaran los valores de presión arterial, la reducción total de los ataques cardíacos podría ser de aproximadamente el 88%”.
Conceptos a considerar en la recomendación del ejercicio
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Antes de comenzar a realizar ejercicio es necesario contar con una consulta médica que evalúe la salud y la aptitud física en cada caso. Esto es especialmente importante para las personas con dolencias específicas (por ejemplo, enfermedad cardiovascular o diabetes) y las mujeres durante el embarazo y el puerperio.
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Es aconsejable, a fin de prevenir el riesgo de lesiones del aparato locomotor, fomentar un plan de actividad física inicialmente moderado, que progrese gradualmente hasta alcanzar una mayor intensidad, y utilizar equipo de protección (por ejemplo, casco) en actividades que pudieran entrañar algún riesgo.
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Hay varias formas de totalizar los minutos semanales de actividad recomendados. En particular, repartiéndolos en varias sesiones breves a lo largo de la semana.
Otros efectos beneficiosos del ejercicio físico
La actividad física intensa modifica el perfil lipídico, lo cual genera un mecanismo de mejora del riesgo cardiovascular. Diversos estudios permiten afirmar que las personas activas tienen concentraciones de colesterol total más bajas que las sedentarias. Además, se observa una reducción de un 50% en los niveles de presión arterial y de más
de un 50% en el uso de medicación hipotensora e hipolipemiantes y, con ello, también del riesgo de enfermedad coronaria estimado.
El ejercicio reduce las concentraciones de glucosa y la unión de la insulina a receptores celulares, es por eso que las personas diabéticas que realizan un nivel de actividad física importante tienen requerimientos menores de insulina.
Beneficios relacionados con el bienestar
Aquellos que mantienen actividad física en forma regular sostienen que experimentan una sensación de bienestar relacionada con su práctica. Lo mismo afirman personas con una enfermedad cardiovascular, a quienes esta sensación les ayuda, además, a superar la depresión y la ansiedad que en algunos casos puede presentarse.
Relación de la actividad física con la edad
Los cambios que produce el ejercicio son beneficiosos a cualquier edad, tanto en personas sanas como en aquellas con una enfermedad cardiovascular. Es importante destacar que aun con pequeños aumentos de la actividad física habitual en los adultos mayores es posible limitar la reducción de la reserva funcional, mejorar la capacidad funcional, disminuir el riesgo coronario y reducir la mortalidad. Por el contrario, la inactividad crónica trae consecuencias adversas.
Algunas recomendaciones para tres grandes grupos de edades:
De 5 a 17 años:
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En esta etapa, la actividad física consiste en juegos, deportes, desplazamientos (por ejemplo, paseos a pie o en bicicleta), actividades recreativas, educación física o ejercicios programados.
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Lo recomendable es alcanzar un mínimo de 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa. Un tiempo superior implicará un beneficio aún mayor para la salud.
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La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, ejercicios de mayor intensidad que refuercen, en particular, los músculos y huesos.
De 18 a 64 años:
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Para este grupo, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales (es decir, trabajo), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados.
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Se recomienda realizar un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa, o una combinación equivalente de ambas.
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La actividad aeróbica debe practicarse en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo.
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Dos veces o más por semana, se recomienda realizar actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.
De 65 años en adelante:
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Para este grupo, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales (cuando aún se desempeñen), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados.
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Las personas de 65 en adelante deberían dedicar 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física aeróbica intensa durante 75 minutos, o una combinación equivalente de ambas.
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Debe practicarse en sesiones de 10 minutos, como mínimo.
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Para adultos con movilidad reducida son beneficiosas las actividades que mejoren su equilibrio e impidan las caídas, tres días o más a la semana.
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Convendría elegir actividades que fortalezcan los principales grupos de músculos dos o más días a la semana.
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Cuando no puedan hacer la actividad recomendada debido a su estado de salud, lo ideal es que se mantengan físicamente activos en la medida en que se lo permita su organismo.
Con respecto a las similitudes entre las recomendaciones para el grupo de 18 a 65 años y el de 65 en adelante, cabe aclarar que el primero aspirará a un mayor grado de actividad y de práctica de ejercicios vigorosos.
Fuente:
Ministerio de Salud Revista argentina de cardiología / Vol 75 Suplemento 4