9 consejos para disminuir el consumo de ultraprocesados

¿Escuchaste hablar de los alimentos ultraprocesados? Seguro que sí. Pero, ¿sabés por qué se recomienda evitar su consumo? En esta nota te enseñamos a distinguirlos en las góndolas y te damos algunos consejos para reemplazarlos por opciones más saludables.

Las investigaciones sobre nutrición avanzaron mucho en el último tiempo y las teorías sobre qué debemos comer se renuevan de manera constante. Ya no podemos mantener la idea de la pirámide nutricional estándar cuando sabemos que las necesidades energéticas y nutricionales varían de una persona a otra y que, además, existen diferencias culturales, económicas e ideológicas que requieren adaptación.

Los alimentos proporcionan sustancias químicas que se llaman nutrientes y, durante el proceso de digestión, el cuerpo se encarga de aprovecharlos y transportarlos a través de la sangre a cada célula del organismo para obtener la energía necesaria para estar saludables.

Existen dos tipos de nutrientes: los macronutrientes, que incluyen los carbohidratos, las proteínas y las grasas. Y los micronutrientes, que engloban las vitaminas y los minerales.

Muchas veces, en respuesta a los ritmos actuales, donde la optimización del tiempo parece ser la clave del éxito, las marcas nos “facilitan” la vida con comidas preparadas en tiempo récord. “Unos minutos al microondas”, “solo agregar agua”, “listo para comer” o “solo mezclar” son algunas de las típicas frases que vemos en los envoltorios.

Alimentos ultraprocesados: ¿qué son y por qué deberías evitar su consumo?

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Los alimentos ultraprocesados, tal como la palabra lo indica, surgen de un proceso productivo en el cual la materia prima sufre una modificación en su composición con distintos objetivos. En algunos casos, se busca prolongar su vencimiento y modificar la forma de consumo, mientras que en otros se logra alterar la consistencia y potenciar o cambiar el sabor.

Estos productos suelen aprobarse para el consumo humano, pero si se ingieren en grandes cantidades, pueden ser nocivos para la salud. Las grasas trans, las grasas saturadas, el azúcar refinado, la sal, los potenciadores de sabor, los edulcorantes y saborizantes artificiales son algunos de los componentes que encontramos en ellos. Esto también puede ser una causa de distintas enfermedades no transmisibles como la diabetes, el colesterol o la hipertensión.

Los ultraprocesados, además de aumentar el deseo de ingerir calorías en exceso y de mala calidad, por lo general, carecen de los micronutrientes que el organismo necesita para estar saludable.


¿Cómo saber lo que compramos y no caer en la trampa?


¿Te pasó alguna vez de abrir un paquete y no poder parar de comer hasta terminarlo? Esto sucede porque muchos de sus componentes son adictivos y envían señales al cerebro tan rápidas que generan la necesidad de seguir consumiendo más y más.


Es clave que leas los ingredientes del paquete o contenedor. Recordá que están ordenados por cantidad, es decir, si lo primero que aparece en la lista es azúcar, significa que es el componente principal de ese alimento.

9 consejos para disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados:

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1. Planificá bien tus compras: dedicá un día de la semana para llenar tu cocina de opciones saludables, así no caés en el delivery tan seguido.


2. Priorizá el consumo de alimentos reales: frutas y verduras frescas, legumbres, cereales y grasas de buena calidad, como palta o frutos secos.


3. No te dejes llevar por la publicidad o el marketing: “light”, “sin gluten” o “bajo en calorías” no es sinónimo de saludable.


4. Leé siempre los ingredientes de lo que comprás: si tiene más de 5, estás en presencia de un ultraprocesado.


5. Consumí cereales integrales para incorporar fibra: arroz, fideos, panes o harinas.


6. Reducí los productos enlatados: si no los podés evitar, lavá el contenido y escurrilo para eliminar el exceso de sodio.


7. Sustituí las salsas y aderezos por ingredientes naturales: como pastas elaboradas con frutos secos, semillas o garbanzos.


8. Antes de recurrir a los freezados industriales, intentá cocinar casero y congelar.


9. Evitá aquellos que contengan JMAF (jarabe de maíz de alta fructosa), sacarosa o almidón modificado por el impacto que tienen en tu glucemia.


Si la idea de invertir unos minutos en leer el dorso de los productos te resulta tediosa, te contamos que el 20 de agosto de 2022 entró en vigencia la ley de promoción de la alimentación saludable (Nº 27.642) en Argentina. Esta es una excelente noticia, ya que, a partir del 20 de noviembre de 2023, todos los alimentos deberán exhibir en el frente de su etiqueta los sellos de advertencia respecto a su composición, de forma clara y simple. Te invitamos a ver este reel junto a la Lic. en Nutrición @FioVitelli para conocer más información sobre este tema.

 

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Fuentes:
Sociedad Argentina de Nutrición | https://sanutricion.org.ar/
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación | https://www.fao.org/
Organización Panamericana de la Salud | https://www3.paho.org/
Ley etiquetado frontal | https://www.diputados.gov.ar/
https://www.buenosaires.gob.ar/