¿Cómo enfrentar el estrés posvacacional?
Cuando planificamos las vacaciones, averiguamos con anticipación el costo de los pasajes, algunas opciones de hospedaje y ciertos lugares de interés, entre otras cosas, para que la única preocupación sea llegar y disfrutar del descanso. Este año también se sumaron los permisos y medidas de prevención necesarias en relación a la pandemia de COVID-19 según el lugar de destino elegido. Pero lo que generalmente pasamos por alto es la preparación para retomar la rutina al regreso. En ese momento no tan esperado, pueden aparecer síntomas físicos o anímicos capaces de afectar el rendimiento y hacer que no logremos acomodarnos de la mejor manera para responder a las demandas del trabajo y de un estilo de vida más agitado.
Se estima que cerca de un 30% de quienes desempeñan actividades laborales pueden sufrir los síntomas del síndrome posvacacional. También es posible que los chicos lo manifiesten cuando comienzan las clases. Para conocer más sobre este tema, conversamos con la licenciada Marta Bocconi (M.N. 19.526).
¿Por qué se produce el estrés posvacacional?
Habitualmente, organizamos nuestra vida cotidiana en torno a una serie de actividades que, para llevarlas a cabo, requieren de una serie de condiciones que responden a motivaciones variadas y se apoyan en nuestro biorritmo, una especie de reloj interno que marca el estado del organismo en general y que permite la superación de las dificultades que puedan surgir. Pero en vacaciones, el ritmo de vida sufre cambios sustanciales en los horarios, en las comidas y en las salidas o paseos, y la reincorporación a la rutina puede provocar la aparición del estrés posvacacional.
¿Cómo se manifiesta?
Puede presentarse de diferentes maneras: síntomas anímicos, como irritabilidad, falta de concentración, enojo, ansiedad, tristeza y desmotivación; o síntomas físicos, como cansancio generalizado, falta de sueño, inapetencia y dolores de cabeza o musculares.
8 consejos para enfrentar el estrés posvacacional
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Regresá de las vacaciones dos días antes de la fecha de reinicio de actividades. De esta manera, podés destinar tiempo para preparar lo necesario para el retorno al trabajo.
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Retomá en forma gradual el ritmo habitual. No comiences con las tareas más pesadas e incorporá las distintas actividades de a poco.
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Regulá los horarios de sueño y de alimentación antes de volver a la rutina diaria.
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Realizá actividades ajenas a lo laboral, como pasatiempos, deportes o ejercicios de relajación (yoga, conciencia plena o meditación). Te ayudarán a aliviar significativamente el estrés, despejar la mente de los problemas y disminuir la ansiedad.
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Adoptá una actitud positiva. Se trata de un momento de readaptación a tus tareas diarias y de una oportunidad para cambiar lo que impide disfrutar de los buenos momentos de la vida.
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Mantené los hábitos saludables que hayas incorporado, como la actividad física y la alimentación, y los lazos con quienes te acompañaron en tus vacaciones: amigos, familia, pareja.
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Recordá que el descanso no siempre brinda soluciones a problemas de la vida cotidiana. Las relaciones personales o las situaciones de trabajo no siempre se encauzan en este lapso.
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De ser posible, intentá repartir los períodos de receso a lo largo del año.
En caso de que los síntomas persistan, se recomienda efectuar una consulta médica con un especialista que brinde la ayuda necesaria para superar la situación.
Fuentes:
- Entrevista con la licenciada Marta Bocconi (M.N. 19.526).
- Sociedad Española de Neurología.
- Lavilla Rayo, J. Clínica Universidad de Navarra, España.