El maravilloso mundo de los hongos y sus beneficios en la alimentación: 3 recetas que no te vas a querer perder
No son plantas ni animales, son seres vivos con características propias y pertenecen al reino fungi. Lo que los diferencia es que no poseen clorofila, por lo que no realizan fotosíntesis y dependen de otros organismos para nutrirse. Formalmente, el hongo es la parte que se encuentra debajo de la tierra, mientras que la seta es la parte visible y comestible. Te invitamos a conocer cuáles son sus principales cualidades y 3 recetas saludables para que los incorpores a tu alimentación.
¿Qué beneficios aportan a nuestra salud?
Son un alimento con alto valor nutricional, fuente de proteína, fibra, vitaminas y minerales. Ante todo, fortalecen el sistema inmunológico y ayudan en la prevención de enfermedades.
- Reducen el riesgo de afecciones cardiovasculares, ya que son bajos en grasas y no aportan colesterol.
- Son una gran fuente de vitamina B y D. Además, poseen minerales como potasio, fósforo, hierro y calcio.
- Tienen compuestos antioxidantes, lo cual ayuda a prevenir tumores y enfermedades neurodegenerativas.
- Aportan alto contenido de proteínas, por lo que resultan el complemento ideal para dietas vegetarianas.
Consejos para conservar las setas frescas
Conviene adquirirlas el mismo día que las vayamos a consumir y en una cantidad adecuada. Es importante que no tengan manchas oscuras ni golpes y, de ser posible que estén enteras, sin trocear.
- Retirá cualquier tipo de plástico con el que suelen venderlas en el supermercado.
- Si no las vas a consumir en el momento, sacales la tierra con un paño limpio y seco y no las mojes.
- Guardalas en un tupper con papel absorbente y colocalas en la parte menos fría de la heladera.
- Antes de comerlas, lavalas con abundante agua para sacar cualquier resto de tierra y escurrilas lo máximo posible.
- En el caso de las setas deshidratadas, guardalas en un recipiente hermético en la heladera o freezer. ¡Las congeladas pueden durar hasta 12 meses!
Siempre adquirí los hongos en comercios de venta de alimentos. Cosecharlos de forma artesanal, sin los conocimientos requeridos, puede derivar en intoxicación.
3 recetas para sumar a tu alimentación
Portobellos rellenos de quinoa:
- Lavá la quinoa reiteradas veces hasta que el agua salga limpia y escurrila bien. Luego hervila durante 15 minutos.
- Salteá en una cacerola, con un poco de aceite, una cebolla y un diente de ajo. Cuando estén listos, añadí la quinoa, salpimentá y aderezá a gusto.
- Precalentá el horno a 200ºC. Lavá los portobellos con abundante agua, remové el pie y sacá una pequeña lámina del interior con una cuchara, con cuidado de no romper la base.
- Colocalos en una fuente cubierta con papel aluminio o para hornear y rellenalos con la quinoa.
- Horneá durante 5 minutos y agregales un poco de queso rallado y una pizca de pimienta. Continuá la cocción entre 15 a 20 minutos más o hasta que te guste la consistencia.
¡Y listo! Podés comerlos solos o acompañarlos con una ensalada.
Rissotto de hongos de pino:
- Antes de comenzar, hidratá las setas en agua tibia por 1 hora y media. Luego colalas y enjuagalas bien.
- Salteá en una cacerola, con un poco de aceite, una cebolla y un diente de ajo.
- Agregá 1 taza del arroz que más te guste lavado en forma previa. Puede ser doble carolina o carnaroli.
- Incorporá media taza de vino blanco. Cuando se evapore, sumá los hongos.
- Revolvé de manera constante para que no se pegue y agregá agua caliente o caldo las veces que sea necesario para evitar que se seque. Salpimentá y condimentá a gusto.
¡A comer! Queda muy bien decorado con perejil fresco.
Tallarines con hongos shiitake:
- Herví las setas durante 10 minutos para hidratarlas y ablandarlas. Escurrirlas y reservalas.
- Salteá en una cacerola, con un poco de aceite, un puerro, medio morrón rojo picado, media cebolla y los shiitake.
- Sumá todos los condimentos que quieras: ají molido, pimentón dulce, orégano y/o cúrcuma.
- Cuando las verduras estén listas, añadí los tallarines ya cocidos. Te recomendamos utilizar pasta integral o a base de legumbres, o cocinarlos al dente para reducir el índice glucémico.
- Podés acompañar el plato con una porción de garbanzos hervidos y tostados.
Fuentes:
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Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
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INECOL. Instituto de Ecología.