Síndrome del impostor: 8 consejos para evitarlo
Es una condición muy poco conocida. Quienes lo sufren no son capaces de reconocer sus logros personales. Esto genera una sensación de miedo constante a ser visto como un fraude por la incapacidad de aceptar las metas alcanzadas. No importa que otras personas digan lo contrario, sus logros, no solo laborales, sino de todas las dimensiones sociales, pasan al plano de la suerte o la coincidencia. En esta nota te contamos todo para que sepas si alguna vez lo viviste y te proponemos algunos buenos hábitos para evitarlo.
Fue descubierto por la Dra. Pauline Clancey y la Dra. Suzanne Imes, y publicado en el año 1978, luego de estudiar el caso de 150 mujeres profesionales con aparente éxito laboral, las que creían que sus logros se debían a la suerte o que estaban sobrevalorados.
En la actualidad, por el estilo de vida que llevamos, es una patología cada día más frecuente; es la ausencia de confianza por baja autoestima, la que te lleva a creer que sos un fraude, sin importar lo que hagas. Lo podés reconocer por estas situaciones tan comunes:
- Creencia de que el éxito personal ocurre por motivos externos
- Intenso temor al fracaso
- Exceso de perfeccionismo
- Obsesión por el trabajo, sacrificando el propio bienestar
- Actitud solitaria para que nadie descubra el aparente engaño
- Agresividad y ansiedad por miedo a ser descubierto
- Determinación de objetivos imposibles de cumplir
Cómo solucionarlo (o detectarlo...)
Antes de intentar estos pasos, no te olvides que muchas personas también sufren este síndrome. Es común que en el esfuerzo y la búsqueda de tus objetivos, sientas que el trabajo que hacés no es el mejor. Esas dudas forman parte de todos los procesos hasta que llegan los resultados, por eso es fundamental que reconozcas tu propio esfuerzo para que esos malos pensamientos no deriven en esta patología tan peligrosa como desconocida y común.
8 consejos para evitar el síndrome del impostor
Te recomendamos que pongas en práctica estas recomendaciones como ejercicio personal para evitarlo o erradicarlo para siempre. Y si creés que no lo padecés, también puede servirte como autotest para detectar si tenés alguno de sus síntomas y todavía no lo habías notado:
1. Hacé una lista de tus logros
Escribí en un papel tus metas alcanzadas, inclusive si tenés dudas de si lo son. Además imaginate esa tarea como de otra persona, y si la sentís valorable ¡anotala para vos!
2. Enfocá tu atención en los hechos
¡Centrate en las acciones y no en tus sensaciones! Cuando sufrís los síntomas de este síndrome tus pensamientos van a estar en lo que hiciste mal, por eso es ideal que separes los hechos de las historias y analices matemáticamente cada paso.
3. Reconocé para corregir
Tenés que aceptar para poder entender. Cuando hayas logrado visualizar que tu mirada está atravesada por los malos pensamientos, vas a poder ver con más naturalidad los eventos objetivos para poder progresar.
4. Recordá que muchas personas estuvieron ahí
Casi dos tercios de los trabajadores y trabajadoras lo experimentaron alguna vez. Por eso cuando sientas que tenés sentimientos negativos sobre cada tarea que terminás, recordá que otras personas estuvieron en tu lugar y lo superaron.
5. La fuerza de la actitud
Tus pensamientos son poderosos, y ellos van a ser los que moldeen la realidad, para vos y para los demás. Mantener una actitud positiva no es un trabajo simple, pero es un ejercicio que gana profundidad cuando lo hacés costumbre. Tené una mirada optimista ante la vida y vas a ver con alegría tu trabajo. Cuando cometas algún error, vas a aprender de ellos para no repetirlos.
6. Apoyate en alguien más
Entrená y contené esa voz interna que te dice que no estás a la altura de las circunstancias. Una buena forma de hacerlo es tener a alguien a tu lado que te acompañe en el proceso. Hablá sobre lo que sentís y escuchá sus consejos, es una muy buena costumbre para poder sostener una actitud positiva constante.
7. Compartí tu experiencia
Es común que creas que lo que hacés no es tan bueno como debería serlo, por eso intentá trabajar en equipo. Compartí tus experiencias y recibí otras, vas a ganar confianza en tu trabajo al ver que es como el de los demás. Ellos van a aprender de tus experiencias y vos de la de ellos.
8. ¡Tirate flores!
Es sin dudas la mejor actitud que podés tener ante el mundo si creés que estás sufriendo el Síndrome del Impostor. Cuando sientas que hiciste algo que te costó esfuerzo, que terminaste una tarea complicada, que avanzaste en un proyecto que no imaginabas que ibas a poder destrabar, ¡compartilo con los demás! No tiene que ser de un círculo determinado; puede ser tu grupo de amigos, tu familia, tu pareja o tu equipo de trabajo. Estos logros van a ir acompañados de comentarios alentadores que tenés que anotar, y cuando los necesites, van a estar ahí para recordarte que lo negativo que a veces sentís, no es real.
Este síndrome tiene la característica principal de ser, sobre todo, muy común. Es tan recurrente entre los que hacen buscando un buen resultado, que se torna invisible, principalmente, ante quienes lo viven. Nuestro mundo tiende a querer alcanzar la perfección en todas las dimensiones posibles, y la paradoja es que ese ideal no está en el resultado, sino en el proceso. Enfocarse en el final de una cadena de sucesos es el comienzo del error. La solución a este problema es buscar la perfección, pero aceptando en equipo que los errores son parte de un todo y que ese resultado final siempre va a tener aspectos para mejorar.