Personas manipuladoras: dónde se encuentran y a quiénes se dirigen
La manipulación puede desarrollarse en diferentes ámbitos, en momentos inesperados e, incluso, podemos detectarla en quienes no nos imaginábamos.
Las personas manipuladoras buscan ejercer influencia sobre el comportamiento de alguien, induciendo a la toma de decisiones para su propio beneficio. Las técnicas de persuasión y seducción de las víctimas son el resultado de un estudio estratégico basado en los objetivos previamente determinados, tomando provecho de la sensibilidad y la vulnerabilidad de sus destinatarios.
¿Cómo reconocer estas características en las personas? ¿Qué podemos hacer para que no nos afecte su accionar? ¿A quiénes está dirigida la manipulación? En esta nota, te invitamos a conocer un poco más acerca de esta temática para que puedas comenzar a observar y a tomar distancia lo antes posible.
¿Cómo podemos identificar a una persona manipuladora?
Más allá de mencionar ciertas características propias, vale resaltar que no es una tarea fácil reconocerlas, ya que utilizan múltiples camuflajes para confundir a sus víctimas y son sumamente seductoras para conquistarlas.
- Se irritan con facilidad y reaccionan de manera exagerada ante cualquier circunstancia que les moleste. Nunca se sabe qué es lo que realmente las enoja y cómo actuarán en consecuencia. Pueden llegar incluso a ser violentas.
- Algunas se muestran amables o seductoras en el ámbito social y, en la intimidad, se comportan de manera opuesta.
- Se desentienden de sus propias responsabilidades, logran transferirlas a los demás y los cuestionan cuando los resultados no son los que ellas esperaban.
- Carecen de empatía. No tienen en cuenta las necesidades, demandas y deseos del afuera aunque proclamen lo contrario.
- Desprecian los sentimientos y puntos de vista de los demás.
- A pesar de ser muy cambiantes, no admiten que el resto lo sea. Les hacen creer que no deben nunca cambiar de opinión.
- Disimulan sus errores y jamás los reconocen, aunque exista evidencia en su contra. No admiten críticas de ningún tipo.
- Lo distinto las asusta, porque las desplaza de los patrones conocidos donde se sienten seguras de poder ejercer eficazmente el control.
- Son egocéntricas: consideran que el mundo gira a su alrededor.
¿Cómo saber si somos vulnerables a este tipo de personalidad?
Hay ciertas particularidades que hacen que alguien sea propenso a ser manipulado. Es como una pareja de tango: debe haber dos en diferentes roles para que se de la danza.
8 puntos débiles que te pueden volver un blanco de manipulación:
- Estás en búsqueda constante de aprobación del afuera y solés hacer cosas que no hubieses elegido.
- Tenés un exceso de empatía.
- Buscás sentirte amado o amada más allá de las consecuencias que eso implique.
- Temés fundamentalmente el conflicto, a ofender o desagradar.
- Te cuesta poner límites y decidir en base a tus propios deseos y aspiraciones.
- No podés decir que no y, si lo hacés, te sentís culpable.
- No aprendiste a confiar en tu propio juicio crítico y, por lo tanto, entregás la evaluación de tus acciones a la mirada y opinión del afuera.
- Rendís examen continuamente y te esforzás cada día más por ser aceptado o aceptada.
¿Qué hacer frente a esta problemática?
Luego de observar y aceptar que la persona se encuentra bajo la manipulación, es necesario comenzar a alejarse en lo posible. Es un trabajo de todos los días y la salida de determinadas situaciones no es tan fácil.
Principalmente, se debe elaborar el duelo por no poder llegar a tener la relación que idealizamos. La persona manipuladora buscará hacer sentir culpable a la víctima, girando la flecha y haciéndola dudar.
Desarrollar una estrategia de defensa para lidiar con este tipo de personalidades puede ser una gran opción para comenzar a trascender.
¿Cómo tiene que ser la comunicación con una persona manipuladora?
Te contamos 7 tácticas útiles para preservarte:
- Evitá dar explicaciones por demás, ya que la justificación y el “rendir cuentas” de los actos y decisiones personales implican la sumisión frente al otro.
- Implementar una comunicación sintética. Esto ayudará a que no haya un ida y vuelta que pueda enredarte y así, perjudicarte.
- Utilizar el modo impersonal. Ante una posible agresión, mantener la distancia y no tomarse las cosas de manera personal es clave para no caer en la trampa.
- Evitar responder a una agresión con otra. Levantar la voz o contradecir de manera agresiva no conduce a ningún lado e, incluso, desgasta energéticamente.
- Pedir claridad en las preguntas. Es decir, evitá hacer suposiciones o decodificar el “mensaje entre líneas”.
- Repetir el NO reiteradas veces y sostenerlo. “Decir que no al afuera es decirse sí a uno mismo”.
- Confiar en las propias decisiones sin sentir culpa.
Reconocer lo que está sucediendo, aceptarlo y comenzar a buscar ayuda profesional es una manera saludable para evitar daños mayores. A su vez, es muy importante también acompañar sin juzgar a la persona que está atravesando una situación de manipulación, ya que la escucha activa y la contención pueden impulsarla a buscar soluciones para recobrar el bienestar.
Fuente:
- “La trampa de los manipuladores” de Gloria Husmann y Graciela Chiale.
- Contenido validado por el Equipo interdisciplinario de salud mental de OSDE.