Se corrió la 11° edición del OSDE Cruce Tandilia, una maratón distinta a todas en un entorno natural único. Te contamos en esta crónica historias, sensaciones y los momentos centrales de una carrera que ya es un clásico de miles de runners.
OSDE Cruce Tandilia, una carrera de aventura
Es la mejor terapia. Es un momento personal como ningún otro. Sirve para drenar los malos pensamientos en algunos kilómetros. No existe una respuesta correcta, solo la certeza de que el running es una disciplina deportiva que crece y no respeta climas, horarios ni lugares. Los parques y calles están inundados de corredores durante todo el año que se superan sin mirar otra cosa que el paisaje y sus propios pasos. Cada fin de semana hay diversas opciones de carreras en distintos lugares del país donde los equipos y corredores solitarios ponen a prueba su espíritu.
Pero OSDE Cruce Tandilia no es una carrera más, la participación es individual en todas las distancias, desde 5 a 60 km, con la posibilidad de hacerlo en equipos en categorías Matrimonio y Padres. Es una competencia de aventura. Se corre por senderos, caminos rurales y sierras. Su suelo puede ser plano por momentos y una escalada con piedras en otros. El polvo, el calor, el agua, las rocas y todo el entorno natural de Tandil es un desafío exigente no apto para cualquier corredor. Y para agregar un último condimento especial, la competencia consta de dos etapas, la primera el sábado y la segunda el domingo con trazados diferentes.
Cada segundo fin de semana de enero en Tandil las excusas quedan de lado, ya no importa el clima y se corre bajo el sol, la lluvia, con viento, frío o calor. Por eso son pocos los participantes que se animan al desafío sin preparación previa. Charlamos con Lucía, Noemí y Sebastián, tres socios de OSDE que participaron y nos compartieron su experiencia "...gracias a que el grupo se consolidó a través de los entrenamientos y charlas, me pude sentir acompañada a lo largo de la carrera junto al grupo de amigos con el que pasamos todos los entrenamientos”, nos dice Lucía Montero, quien se animó al reto, no sin antes prepararse con un profesional, quién la guió y acompañó en todo el trayecto.
OSDE Cruce Tandilia: una carrera distinta a todas las demás
El desafío del Cruce Tandilia es diferente a todas las maratones tradicionales; su suelo irregular y sus desniveles te obligan a hacer trepadas, subidas, descensos desde las cumbres, sortear grandes rocas, a veces húmedas y resbalosas, y hasta obligándote a meter los pies en el agua. Muchos corredores eligen equiparse con mochilas especiales para hidratación por sus condiciones imprevisibles; los recorridos por campos y sierras te obligan a cambiar la marcha, a veces trote, a veces caminata y hasta alguna escalada con las manos que cambia el ritmo. Ya no se siente la seguridad del suelo plano y limpio de las calles de la ciudad, el reto es sortear los obstáculos, saltar un ojo de agua inesperado y claro, saber que vas a pisar alguna bosta de vaca en los recorridos por campo abierto. Las condiciones de la maratón son tan exigentes que cada corredor encuentra su momento personal de emoción en lugares impensados: atravesando una llanura, subiendo una cuesta o bordeando un campo de girasoles. Como nos contó Sebastián Dinamarca, "el mejor condimento de todos fue correr con mi papá. Planear, compartir esta experiencia con él, y obviamente la celebración! Es algo que me llevo para siempre.” Tanto Sebastián como su padre, dos amantes del deporte, comenzaron hace algunos años a participar de maratones, primero de 10 km, hasta llegar a la exigencia del recorrido de 42, pero siempre tuvieron esa cuenta pendiente de hacer algo distinto juntos, por eso decidieron que fuera en el OSDE Cruce Tandilia.
El primer paso, aceptar las dificultades
Las distancias engañan y te obligan a conocer este tipo de terrenos. El calor en la altura, los obstáculos y la meta que pareciera nunca aparecer por los desniveles del terreno golpean el optimismo y te hacen creer que ni las más de diez mil botellas de agua y bebidas deportivas no van a ser suficientes para apagar tanta sed por la competencia y el respeto que impone la montaña. En palabras de Sebastián, “El primer día de la carrera el recorrido tenía menos elevación pero era más largo, 23 km, planificamos regular para el segundo día y no quemar tanto las piernas en las subidas, pero no contamos con el calor que hizo. Llegamos bien, estiramos, fuimos a la casa que alquilamos, comimos y dormimos. No daba ni el cuerpo ni el tiempo para hacer algo más…”.
Y entre tantos obstáculos y condiciones desfavorables, aparecen los primeros rezagados, a quienes les cuesta un poco más seguir el ritmo. Se dejan llevar por la tentación de la caminata perdiendo algunas posiciones en la competencia. Es ahí cuando el sentimiento más lindo de la carrera aparece, la solidaridad, “vamos, no te rindas” o “dale que estamos más cerca” son frases que suelen escucharse para levantar a un compañero debutante desanimado que piensa que no va a poder llegar, “...el condimento de subir un peldaño y pasar a correr la carrera K42, la cual sufrí del km 1 al 41 para terminar de ser todo felicidad en el último kilómetro. Había que llegar, y había que alentar a otros. Que te alienten en los tramos duros es inestimable…”, remarca Sebastián.
La segunda etapa, enfrentar la adversidad
El primer día de competencia ya pasó y los participantes como pudieron, con sus pocas horas de descanso, ya están listos para arrancar la segunda y última parte del desafío. Se dan ánimo entre ellos, y se recuerdan que son muy afortunados de poder desafiar otra vez a ese gigante que pareciera haber crecido durante la noche. Los parlantes de la zona de largada elevan el ánimo con su música motivadora que los llena de energía y todo está listo para intentar el segundo tramo, el más difícil. Todos saben que la carrera se corre con cualquier clima, por eso sea como fuere tienen que ajustarse los cordones de las zapatillas y correr, caminar y trepar, a cualquier precio.
La cuenta regresiva terminó: la marea de corredores avanza ajustada y lenta otra vez hasta que los maratonistas se despegan tomando velocidad. El recorrido es diferente, pero más exigente por los dolores y achaques del día anterior; otra vez las trepadas, los cuestas, las bajadas, las piedras sueltas que te obligan a analizar cada pisada y movimiento para evitar un esguince. En algunas zonas más complicadas de escalada se hacen embudos por participantes con dudas, pero otra vez renace el sentimiento de solidaridad para sortear el obstáculo.
Cada runner pelea contra sí mismo y esa meta que no se deja ver. Algunos exhaustos con el ánimo golpeado no pueden evitar preguntarse “¿para qué me metí en esto?”, pero entre el sudor, la respiración acelerada y los trancos sobre los senderos incómodos se escucha algún grito de aliento que retumba entre los cañadones y la esperanza se renueva. “fueron dos jornadas de mucho calor, y a pesar de todos los puestos de hidratación, se sintieron. Cuando llegamos a la cima de una sierra y una chica empezó a avisar que se veía la meta, ahí nos volvió el alma al cuerpo a todos…”, dice Sebastián.
La línea de llegada está cada vez más cerca, y la idea de abandonar se disipa con cada metro recorrido. Noemí Aguirre, quien corre el desafío hace años nos cuenta “quedé sola corriendo en medio de la montaña, veía alguien adelante muy lejos, y no lo podía alcanzar, y tal debe haber sido mi cara que uno de los chicos de la organización que estaba al costado señalando el camino me dijo “seguí tranquila, está todo señalizado, no te vas a perder” y así fue!!” El paso se acelera como si las piernas tomaran vida propia y los guerreros piensan cómo van a cruzar la meta final que ya empieza a mostrarse.
Cruzar la línea final
Abrazos, selfies, lágrimas y mucha emoción. Elongan en el suelo y disfrutan su logro personal derrumbados sobre sus espaldas con una enorme sonrisa. Los participantes rememoran cada situación y disfrutan de un evento que este año cumplió once ediciones y que no deja de ser uno de los más importantes Trail Running en todo el país: “la carrera es magnífica, desde el principio al final. Es increíble disfrutar de esa naturaleza. La organización es espectacular, señalización, puestos de hidratación, alimentos en la llegada, piletas para aflojar los músculos, masajes. Excelente organización…”, nos cuenta Lucía Montero.
Otra edición del Cruce Tandilia se terminó y todo es satisfacción y alegría. Los equipos se juntan, festejan y otros esperan a los más conservadores que aún no cruzaron la meta con palabras y gritos de aliento. Va cayendo la tarde, y de a poco el ritmo cardíaco se normaliza. Entre sorbos de bebidas y alguna barra energética se empieza a escuchar el comentario repetido de cada año “¿la próxima edición venimos de nuevo, no?"
¿Te gustaría participar el año próximo? Lucía, Noemí y Sebastián te regalan estos 10 tips para que te prepares de la mejor forma para el OSDE Cruce Tandilia 2023
#1 | Prepará la carrera con tiempo y con un buen profesor.
#2 | Que tu profe sea uno que, además de enseñarte técnica, te dé confianza y te haga fuerte desde adentro.
#3 | La preparación previa es la diferencia entre sufrir y disfrutar.
#4 | No te olvides del entrenamiento invisible: descanso, alimentación e hidratación.
#5 | Intercalá: un día fondo, otro pasadas, otro en el llano y también en trepadas de montaña.
#6 | Mantené tu cabeza enfocada en el objetivo final: la carrera.
#7 | El desafío lo empezás el día que comenzás a prepararte, finalmente la carrera es solo un premio por todo tu esfuerzo.
#8 | Tené los elementos necesarios a la hora de correr: ropa, zapatillas y mochila de hidratación adecuada.
#9 | Las aplicaciones móviles con sus planes de entrenamiento son muy útiles.
#10 | Empezá a correr maratones de entrenamiento de menos a más: 5, 10 y 15 kilómetros.