Consumo de drogas: ¿cómo podemos intervenir en casa?
Aproximadamente, 29 millones de personas en el mundo son adictas a las drogas, pero
solo una de cada seis se encuentra bajo tratamiento. El problema de las drogas se cobra unas 200 mil muertes por año a nivel mundial, pero toma verdadera dimensión en cuanto nos toca de cerca y nos enteramos que algún familiar, vecino, compañero o conocido tiene problemas con el consumo de sustancias.
Para saber cómo podemos prevenir en el hogar y cómo actuar ante la adicción de una persona cercana, entrevistamos a Andrés Samá, psicólogo y profesional de PROSAM (organización que nuclea todas las prestaciones de psicopatología en OSDE).
Abrir el diálogo, clave para la prevención de adicciones
Según el especialista, la mejor forma de intervenir desde la familia, la escuela y otras instituciones, es ayudar a los chicos a:
- tener, trasmitir y actuar conforme a valores claros respecto al cuidado de la salud (alimentación sana, actividad física, no consumir sustancias que perjudiquen),
- incorporar la interacción grupal y la comunicación,
- desarrollar competencias para saber distinguir las ventajas, inconvenientes y consecuencias de cada decisión,
- saber aceptarse y valorarse a sí mismos, así como valorar y aceptar al otro,
- entender cómo trazar las secuencias necesarias para lograr sus objetivos.
Además, para Samá, es necesario:
- hablar, informar, contener, escuchar y abrir el diálogo sobre el consumo de sustancias tóxicas,
- concientizar sobre el deterioro que el consumo provoca en el organismo –daño neuronal y de diversos órganos, según la sustancia-, y en el comportamiento,
- dar a conocer las consecuencias negativas de las adicciones en la vida social, económica y laboral.
Cuando hablamos de sustancia tóxicas no nos referimos solo a las que se conocen popularmente como "drogas". También hablamos de alcohol (consumido en exceso), del tabaco, de la marihuana fumada y de psicofármacos sin control médico.
¿Cómo se da el pasaje de la prueba de la sustancia a la adicción?
Están los que prueban y nunca más, y los que siguen. Si continúan, empieza a haber una serie de cambios que hacen que el organismo, cada vez más, necesite mayor cantidad de esa sustancia para lograr el efecto que se logró la primera vez. Entonces, aumenta la cantidad y se hace más asiduo el consumo.
Se pasa de la etapa de prueba a la de abuso y, luego, a la de adicción o consumo compulsivo. El fumador de tabaco, por ejemplo, quiere comenzar el día fumando un cigarrillo porque los niveles de nicotina bajaron mientras dormía y necesita regularlos. Ese es el mecanismo, que se da en forma similar en el resto de las sustancias adictivas.
¿Cómo reconocer la adicción en un familiar que no nos lo dice?
No hay una conducta clara que exprese que la persona está consumiendo. Se puede pensar en algunas formas de actuar como indicios. Algunos de ellos: cambios en el grupo de amigos, modificaciones bruscas en el estado de ánimo, en la forma de vincularse con la familia o con el grupo inmediato, caída del rendimiento y pérdida de interés en las actividades y tareas habituales (escolares, laborales).
Si uno sospecha que la persona tiene una adicción, lo mejor es recurrir a una consulta profesional.
¿Qué ocurre cuando la persona que sufre la adicción no está interesada en recibir ningún tipo de tratamiento pero su familia quiere ayudarla?
En esos casos, la única forma legal de que a alguien se le ordene hacer el tratamiento es una presentación judicial y que el juez indique la internación. De todos modos, no es el único recurso. Hay muchos otros a adoptar previamente:
hablar, que intervengan los amigos, los familiares, las personas que puedan resultar significativas. Es necesario intervenir en la red de relaciones para intentar convencer al adicto de que algo le está pasando y que necesita ayuda.
Rehabilitarse de las drogas: un proceso largo que requiere, sobre todo, compromiso
Hasta que el consumidor reconoce su problema y decide, al fin, someterse a un proceso de rehabilitación, puede correr mucha agua bajo el puente. Muchos, incluso, necesitan pasar por una crisis o por un episodio conflictivo (la pérdida de su trabajo, de un amigo o de su pareja) para tomar verdadera dimensión de lo que les está ocurriendo. Pero
desde el momento en que adoptan la determinación de pedir ayuda para salir de la adicción –que es un paso importantísimo- no significa que todo esté solucionado: a partir de allí, comienza la recuperación, un proceso largo y lleno de fluctuaciones.
¿Cuánto puede llegar a durar el proceso de rehabilitación?
Depende del grado de compromiso con el tratamiento y del deterioro.
En muchos casos, puede durar alrededor de dos años. O puede ser una combinación entre internación y hospital de día. Y es posible que haya recaídas. Pero el tema es muy distinto si, por un lado, recae pero al otro día retoma la abstinencia y si, por el otro, recae y vuelve a la adicción.
¿Siempre es necesario llegar a la instancia de la internación?
No, no en todos los casos. Puede haber recuperación por medio de la psicoterapia individual y/o familiar, y del control farmacológico. Esto depende del diagnóstico, del deseo de dejar de consumir y del sostén familiar que tenga la persona. Es necesario aclarar que
el consumo de sustancias tóxicas es una enfermedad tratable, no curable pero sí recuperable. Esto significa que se puede dejar de consumir pero con la condición de que no se puede volver a hacerlo nunca más.
Cuando hablamos de adicciones a sustancias socialmente aceptadas, como el cigarrillo o el alcohol, ¿es más fácil recaer?
Si hay un cierto grado de aceptación social con respecto a la droga, es más difícil abandonar y más fácil recaer. Ahora el tabaco tiene bastante mala prensa, pero el alcohol sí es aceptado, a nivel general. Llegamos al punto de que pasa un chico tomando una cerveza por la calle y no nos asombra. O, por ejemplo,
los padres que prefieren que los chicos hagan la previa en su casa y no en la calle porque así los tienen controlados. Y así, terminan aceptando que tomen alcohol cuando son menores de edad. Esto no solo implica que violen una ley, sino también que se deteriore su sistema nervioso, que aún no está formado por completo.
¿Es posible la rehabilitación en contra de la propia voluntad?
Si no hay aceptación, es muy difícil lograr una recuperación. Es importante pensar que
cualquier sustancia que se ingiere, no se consume por el gusto, sino por el efecto. Y por el efecto inmediato que provoca la sustancia, no por el efecto que daña. Por ejemplo, si una persona está deprimida y toma sustancias que lo estimulan, no va a querer dejarlas porque va a sentir que le hacen “bien”. Esto es lo más conflictivo, porque las drogas no provocan un malestar inmediato, sino que el daño aparece después.
Si hay voluntad, se puede abandonar el consumo. Siempre hay una decisión personal; si ella no existe, es muy difícil que alguien deje de consumir.
Cómo asistir a un familiar con problemas de adicción
Acciones y palabras que ayudan
- Frases como: “quedate tranquilo, te voy a ayudar”, “es entendible lo que te pasa, pero no lo vas a resolver de esa manera”.
- Hacerle notar que la gente se da cuenta de su problema -el que consume piensa que los demás no lo perciben, ya que la adicción distorsiona la percepción-.
- Lograr que se pregunte por qué lo está haciendo, qué le pasa, por qué está mal, por qué deja de hacer las cosas que hacía habitualmente.
- Asistir a grupos de autoayuda y recurrir a profesionales especializados.
Acciones y palabras que NO ayudan
- Enfrentar a la persona.
- Frases como: “no te quiero”, “te echo de mi casa”.
- Hablar o enojarse cuando la persona está bajo los efectos de la sustancia. No va a entender ni va a escuchar.
¿Quiénes deberían intervenir?
El entorno amplio de la persona: familia, amigos, profesores, el cura.
No importa quién sea la persona, sino cuán importante sea para el consumidor. Si la persona tiene su respeto, es mucho más probable que la escuche.
Fuentes:
-entrevista al psicólogo y profesional de PROSAM, Andrés Samá.
-Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
-entrevista al psicólogo y profesional de PROSAM, Andrés Samá.
-Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.