Ansiedad: ¿estado emocional o enfermedad?
Vivimos en un mundo con muchas exigencias, donde vemos al multitasking como una virtud, cuando en realidad la multitarea aumenta el estrés, baja la productividad e incrementa la posibilidad de cometer errores, debido a una atención insuficiente en lo que nos propongamos. Tendemos a naturalizar la ansiedad como una forma de vivir o una manera de calificar a la personalidad. Este estado es mucho más que eso: se podría decir que es una sensación de nerviosismo o inquietud ante algún evento cercano o futuro. La sugerencia es prestar atención cuando este síntoma comienza a ser recurrente e interfiere en nuestras actividades de la vida diaria, y afecta nuestro bienestar.
¿Cómo identificar si estás pasando por un trastorno de ansiedad?
Las personas con un cuadro de ansiedad tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Suele manifestarse físicamente sobre un hecho que ocurrirá en el futuro o ante situaciones en las que no se tiene el control. Los síntomas que aparecen de repente pueden ser estos:
- Sensación de falta de aire.
- Opresión en el pecho.
- Temblores.
- Aumento en la frecuencia cardíaca.
- Sudoración, mareos, náuseas.
- Sensación de “nudo en el estómago”.
- Tensión muscular.
Permanecer en estados de ansiedad en forma crónica provoca efectos físicos y en la esfera cognitiva que afectan, en mayor o menor medida, a la calidad de vida y a las tareas diarias de la persona como:
- falta de concentración,
- pérdidas de memoria,
- inquietud,
- cansancio,
- cambios en el humor,
- preocupación excesiva por cosas banales,
- alteraciones del apetito,
- diarreas
- o trastornos del sueño.
Causas que podrían generar ansiedad
Si bien no hay motivos específicos que la generen directamente, está estudiado que ciertas experiencias de vida, como acontecimientos traumáticos, parecen provocar trastornos de ansiedad en personas que ya son propensas. Los rasgos heredados también pueden ser un factor.
¿Qué hacer para controlar un ataque?
El tiempo que dura una crisis de estas características no suele ser muy largo. Es una situación pasajera que normalmente desaparece con el correr de los minutos. Sin embargo, resulta muy angustioso para la persona que lo sufre. Por eso, conviene saber cómo controlarlo.
4 pasos que pueden ayudar a superarlo:
1. Convencete de que no es un trastorno grave: no va a sucederte nada malo y se resolverá sin que sufras mayores consecuencias.
2. Pensá en otra cosa: centrar tu atención en los síntomas solo te generará más angustia y prolongará el cuadro.
3. Hacé algo diferente para distraer el pensamiento: a algunas personas les resulta útil contar hacia atrás de forma progresiva, por ejemplo, de 100 a 0. En cambio, otras prefieren imaginar cosas que les resultan atractivas o visualizar lugares donde les gustaría encontrarse en ese instante.
4. Controlá la respiración: esto es fundamental, ya que la ansiedad provoca hiperventilación y podría aumentar tu malestar. La meditación puede ser una gran aliada en estos momentos.
¿Cómo prevenirla?
No es posible prever con certeza la causa de este trastorno, pero podés tomar medidas para reducir el impacto de los síntomas si sentís ansiedad:
- Pedí ayuda enseguida. La ansiedad, como muchos otros trastornos mentales, puede ser más difícil de tratar si te demorás.
- Mantente en actividad. Hacé cosas que disfrutes y que te hagan sentir bien.
- Disfrutá de la interacción social y de tus afectos, que pueden aliviar tus preocupaciones.
- Incorporá la meditación como hábito diario: podés hacerlo con alguna app que te vaya guiando y en los momentos del día que sentís mayor estrés.
Es importante no automedicarse ni aumentar la dosis si ya estás tomando ansiolíticos. Siempre consultá a profesionales médicos para evaluar el síntoma y la causa que dio lugar a este estado. Un profesional de la salud es quien decidirá si debe realizarse algún estudio o indicar alguna medicación o tratamiento psicoterapéutico.
Que no te de vergüenza o culpa consultar ante este síntoma. Comprendamos que son mensajes que nos está dando el cuerpo. A veces podemos notarlos en otras personas. También puede suceder que quien lo padezca se muestre reticente de aceptar cuánto le está afectando en su vida.
La conciencia de uno mismo, como la comunicación con nuestro entorno (familia, amistades, profesionales que nos atienden) es esencial para nuestra calidad de vida física y emocional, y más aún en estos tiempos de sobreexigencia, sobreestimulación y sobreadaptación.
Es importante conectar con el presente que es nuestra oportunidad de transitar, el pasado ya sucedió y el futuro es incierto.
Fuente:
Dra.Rosana Gogorza, especialista en neurología. M.P. 1.695.