6 mitos que deberías conocer antes de hacerte un tatuaje
Por convicción, por fanatismo, por gusto, por moda, para generar un vínculo o para sellar un lazo. Todos pueden ser motivos para hacerse un tatuaje. La razón por la que duran tanto tiempo tiene que ver con el alcance de las inyecciones que insertan las tintas, que sobrepasan la epidermis (la capa superior de la piel) y llegan a la dermis (la segunda capa, más profunda). Las células de esta capa son muy estables y, por lo tanto, el tatuaje es prácticamente permanente. Al mismo tiempo, cada vez son más las personas que eligen los tatuajes temporales de henna -una sustancia de origen vegetal-, que se realizan en la capa más externa de la piel.
A la hora de realizarse un tatuaje, ya sea permanente o transitorio, es importante concurrir con un profesional debido a que nos aseguramos que el instrumental, la presión empleada y las normas de esterilidad en el proceso sean los adecuados. Esto reduce la posibilidad de tener consecuencias negativas en la piel -producto de cambios en la profundidad y en la distribución de las tintas- y facilita la eliminación de las figuras, en caso de necesitarlo.
Si bien el arte del tatuaje es una práctica muy común en estos días, no siempre está bien vista debido a falta de información o falsas creencias. En esta nota, te contamos cuáles son para que puedas tomar todas las precauciones necesarias en el caso de querer hacerte uno.
6 mitos sobre los tatuajes
Mito #1: “cualquiera se puede tatuar”.
Falso. Esta técnica no es indicada para personas menores de edad, embarazadas, que sufran de dermatitis infecciosa (rubéola, sarampión, escarlatina), de psoriasis, o que tengan tendencia a desarrollar queloides, lunares o lesiones pigmentadas, o trastornos en la coagulación.
Aquellas mujeres que estén esperando un bebé deben evitar realizarse un tatuaje debido a que existe la posibilidad de contraer enfermedades que pueden poner en peligro la salud de su hijo. Antes o después, no hay problemas.
Además, existen ciertas afecciones que requieren necesariamente una consulta médica previa, como la diabetes, la hemofilia, la hepatitis y el HIV.
Mito #2: “es más seguro hacerme un tatuaje temporario”.
Falso. Si bien estos diseños -generalmente de henna negra- se hacen con calcomanías o pinceles, sin punzar y desaparecen en pocos días, tampoco están exentos de riesgo. Esto se debe a que, por no existir una legislación al respecto, habitualmente se realizan en la calle durante la época de vacaciones y, para aumentar su durabilidad y coloración, se adulteran con aditivos que pueden causar dermatitis o algún riesgo de sensibilización, sobre todo en los niños.
Mito #3: “las personas con tatuajes no pueden donar sangre”.
Falso. Este mito se debe a un viejo prejuicio que consideraba que quienes tenían tatuajes eran personas enfermas. La única precaución que es necesario tomar para donar sangre es esperar un año tras la realización del tatuaje. Es decir, es un impedimento temporal.
Mito #4: “no puedo hacerme una resonancia magnética porque tengo tatuajes”.
Falso. Actualmente, las tintas que se utilizan para realizar esta práctica no contienen metales y son de mucha mayor calidad que las que se utilizaban hace más de dos décadas. Por lo tanto, no hay motivos para que haya contraindicaciones a la hora de hacerse este tipo de estudios.
Mito #5: “los tatuajes no se pueden borrar”.
Falso. Pese a que la mayoría de la gente que lleva este tipo de marcas es su piel no se arrepiente de la decisión tomada y no se las quitaría nunca, quienes estén descontentos con ellas pueden borrarlo por completo. Se trata de un proceso costoso, pero definitivo. Esto no significa que en todos los casos la piel vuelva a su estado original en un cien por ciento, ya que no siempre se logra una restitución completa del daño cutáneo con los tratamientos de energía lumínica y láser disponibles. En ciertos casos, las inserciones de las agujas llegan a la dermis profunda e incluso a la hipodermis (tejido graso subcutáneo) y, en consecuencia, es más difícil que la piel vuelva a tener su aspecto y textura natural luego del proceso de eliminación. Por eso, a la hora de realizarse un tatuaje, hay que hacerlo con plena seguridad.
Mito #6: “los tatuajes de colores son más nocivos”.
Falso. El color no genera ningún peligro extra para la salud. Lo que se debe tener en cuenta es que, si en algún momento deseamos eliminarlo, conllevará un proceso mucho más complejo que el de los tatuajes negros y que con el tratamiento la piel no siempre vuelve a su estado original. Los tonos más difíciles de borrar son los verdes, azules claros, amarillos, naranjas, rojos y fluorescentes.
Más allá de la motivación para llevar a cabo esta práctica, se deben tomar los recaudos necesarios para mantener la seguridad al máximo y, aunque no son muy frecuentes, evitar reacciones adversas. Para eso, es necesario:
- controlar las condiciones de asepsia e higiene,
- verificar la capacidad y el profesionalismo de quien la realice,
- tener la vacuna antitetánica actualizada,
- adoptar los cuidados durante los días posteriores.
En caso de que estés pensando en hacerte un tatuaje, es importante asegurarse que el tatuador cumpla con las normas legales y tenga la correspondiente autorización, y consultar con un dermatólogo para evacuar todas las dudas que puedan llegar a surgir para mantener la salud y el bienestar de tu
piel siempre.
Fuentes:
- Dr. Eduardo Rodríguez (M.N. 44.648).
- Hospital Fernández.
- Hospital Fernández.
- Sociedad Argentina de Dermatología.
- Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
- Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.