5 mitos sobre la donación de órganos
La donación de órganos y tejidos es un acto voluntario, altruista y solidario de las personas. Gracias a ellas, el sistema sanitario puede hacer frente a diversas enfermedades que tienen como única vía de recuperación un trasplante.
En Argentina, los órganos que generalmente se trasplantan son: el riñón, el hígado, el corazón, el pulmón, el páncreas y el intestino. También ciertos tejidos como las córneas, la piel, los huesos o las válvulas cardíacas. En ambos casos, las intervenciones se efectúan a partir de donantes cadavéricos y, en algunas ocasiones, de donantes vivos. A su vez, pueden trasplantarse células progenitoras de médula ósea o sangre periférica, cuya extracción, a diferencia de los órganos y tejidos, se realiza en vida.
5 mitos sobre la donación de órganos
(1) “No es necesario que me manifieste a favor de la donación porque mi familia tiene la última palabra”.
En todos los casos de fallecimiento de personas mayores de 18 años, se respeta la voluntad del fallecido dada a conocer en forma escrita, de donar sus órganos o no hacerlo, aunque sus familiares no estén de acuerdo. En situaciones en las cuales la víctima sea un menor de edad, serán sus padres o representantes legales quienes brinden el consentimiento expreso para la donación.
En caso de no existir manifestación expresa, la Ley de Trasplante presume que la persona es donante. Sin embargo, el organismo responsable solicita a la familia su testimonio sobre la última voluntad del fallecido.
(2) “Para registrar la voluntad de donar los órganos hay que realizarse estudios médicos”.
Falso. No es necesario hacerse ningún tipo de chequeo médico para registrar la decisión. Los exámenes pertinentes se realizan en el hospital en el momento del fallecimiento de la persona.
(3) “Es necesario que el donante siga con vida para que la donación sea exitosa”.
El proceso para la donación de órganos inicia cuando se produce el fallecimiento de un paciente en un hospital de cualquier punto del país. El médico a cargo es quien verifica la inactividad encefálica y los signos clínicos de muerte bajo criterios neurológicos. Luego, se pone en contacto con el organismo provincial o con el INCUCAI para trabajar de manera conjunta.
Solo ante una necesidad extrema, debido a la falta de donantes cadavéricos, se plantea la posibilidad del donante vivo. Esta alternativa puede llevarse a cabo únicamente en el caso de trasplantes renales o hepáticos y, de acuerdo a la legislación vigente, debe existir un vínculo familiar. El órgano más común que se dona en vida es el riñón, siempre y cuando no afecte la salud del donante y existan perspectivas de éxito para el receptor, ya que una persona puede vivir con uno solo en funcionamiento. También, una parte del hígado puede ser trasplantada.
(4) “Es imposible determinar la compatibilidad entre donante y receptor”.
Existen diferentes valores que permiten determinar la compatibilidad entre ambos:
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Grupo sanguíneo: de la misma manera que sucede en el caso de una transfusión de sangre, el paciente debe recibir un órgano con grupo sanguíneo compatible.
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Sistema de histocompatibilidad (HLA): comprende un conjunto de proteínas que existen en la superficie de ciertas células del organismo. Cuanto más parecidos sean donante y receptor, menor será la posibilidad de rechazo hacia el órgano implantado.
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Factores físicos: se intenta encontrar receptores con similitud de peso y edad con el donante para no causar desproporciones físicas entre ambos.
A fin de evitar el rechazo del organismo hacia el nuevo órgano, el paciente debe recibir medicamentos para atenuar la respuesta del sistema inmune y favorecer la asimilación del implante.
(5) “Luego del trasplante, no es posible llevar una vida normal y plena”.
Durante los primeros meses posteriores al trasplante, se requiere una relación estrecha con el médico tratante: el seguimiento estricto de la medicación y los cuidados higiénicos y dietéticos son vitales. También son fundamentales los exámenes y revisiones periódicas. Sin embargo, a la inversa de lo que suele creerse, la vuelta a la rutina diaria es completa e incluso es posible realizar actividad física y practicar deportes. Esto es totalmente recomendable siempre y cuando exista la autorización y supervisión de un médico.
La actividad motriz es clave para el bienestar general: contribuye al desarrollo físico, intelectual y socioafectivo. En la etapa posterior al trasplante es recomendable abandonar hábitos nocivos para el organismo como el tabaquismo o el consumo de alcohol y adoptar aquellos que sean saludables como una alimentación sana
y el ejercicio físico.
Quién y cómo puede expresar la voluntad de donar órganos
Toda persona mayor de 18 años puede manifestar en forma expresa su voluntad -afirmativa o negativa- respecto a la donación de sus órganos o tejidos. Para acceder a toda la información sobre los pasos a seguir para hacerlo ingresá a www.incucai.gob.ar.
Fuentes:
- Ministerio de Salud de la Nación.
- INCUCAI.
- Asociación de Deportistas Trasplantados de la República Argentina.